martes, junio 20, 2006

Apunten al satélite!!!




Un satélite de comunicaciones de un punto determinado a múltiples puntos (broadcasting) es una estación o centro de distribución, ubicado a 36,000 kms de altura, en una posición geoestacionaria (un punto fijo sobre el ecuador y con respecto a la tierra) y geosincrónica (gira conjuntamente con la tierra manteniendo su posición relativa al ecuador). Esta posición fija permite estar al alcance de un tercio de la superficie terrestre. Esta posición permite superar varios inconvenientes que presenta nuestro planeta: la curvatura terrestre; la dispersión de las ondas radioeléctricas producidas por la atmosfera; el ruido magnético del planeta; los accidentes naturales como las montañas; lugares en los que se produce “pérdidas” de la señal radioeléctrica tales como espejos de agua y lugares boscosos; problemas atmosféricos como nubosidad muy densa, tormentas eléctricas, etc.

“Subir” una señal al satélite es una tarea considerablemente dificultosa, ya que se debe apuntar un haz radioeléctrico, lo más concentrado posible, hacia un objetivo invisible a 36,000 kms de distancia. Para lograrlo el satélite cuenta con un “radiofaro” que ayuda a encontrar su ubicación.

La bajada de la señal, en cambio, es relativamente más simple. Otro sector del satélite actúa como amplificador y transmisor de la señal. Las antenas están diseñadas para que tengan una cobertura diferencial de acuerdo a la geografía del planeta. A nadie le conviene gastar fotoceldas y baterías echando señal al mar. No todos los transponders y antenas del satélite cubren la misma región geográfica.

Entre el área del satélite que recibe la señal de tierra y el que la retransmite, hay equipos que se llaman “distribuidores de video y audio” y se pueden controlar con absoluta presición desde tierra. No todo lo que sube es bajado de la misma forma, igual e indiscriminadamente.

En los inicio de la actividad, los satélites eran lanzados por un consorcio internacional llamado Intelsat, que estaba conformado por los gobiernos de los países. El porcentaje de participación en el consorcio estaba dado por el uso del satélite. La Argentina tuvo una participación bastante elevada que llegó al 3,2%. Esto se debía al uso intensivo que se le daba a los satélites, ya que el escollo a superar eran las grandes distancias de la superficie territorial nacional, sumada a lo que entonces era una muy pobre infraestructura de comunicaciones.

Años después la Argentina contrató la puesta en órbita de dos satélites propios (Nahuelsat) y compró transponders (pueden ser definidos como canales de recepción y transmisión de señales) en otros satélites. El uso de los otrora poderosos Intelsat fue decayendo, por lo que el consorcio internacional decidió vender su flota. Esta venta marcó el cambio definitivo del negocio. ¿Cómo opera ahora? La mejor forma es explicarlo a través de ejemplos concretos.

En el hemisferio Norte ocurren eventos sociales, deportivos y populares con mayor asiduidad que en el Sur. Estos eventos se organizan especialmente para la venta de sus derechos a la TV. El público que los puede “consumir” por televisión es cientos de miles de veces mayor que los que pagan la entrada para verlo en vivo.



Una empresa compra los derechos para la televisación de tal evento. El pago se hace por adelantado y es a riesgo. La empresa se compromete a ponerlo en las redes de fibra óptica para distribución regional, grabarlo para reutilización posterior y “ponerlo en el satélite” para su distribución internacional. Esto significa subirlo a un satélite, por lo cual deben pagar el evento por adelantado o si el satélite está contratado por todo un período prolongado de tiempo colocan la programación a riesgo. Personal de ventas del licenciatario de los derechos ofrece el evento a posibles compradores de distintos países. Supongamos que se trata de un recital en el estado de California, USA y que el satélite al que se sube la señal tiene una cobertura de bajada que llega al territorio argentino. Si la señal “está en el satélite” se contrata con el propietario de los derechos de distribución local y este permite que la señal subida pase a través del distribuidor de audio y video, pase al transponder de bajada que corresponde a la Argentina. Posteriormente, quien es delegado a título oneroso por dichos derechos, podrá revenderlos en el territorio para el cuál los contrato. Por lo general los satélites con cobertura en el territorio argentino también cubren el de Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile y Sur del Brasil. Eventuales compradores de los derechos para cada uno de los territorios pueden tomar la señal de ese mismo transponder, si pagaron dichos derechos, y a su vez distribuirlos de distintas formas en sus propios territorios. La naturaleza jurídica de lo que ocurre en el satélite, por las Convenciones Internacionales de Derecho Aeronáutico y Espacial, de las que la Argentina es signataria, se asimila al concepto de aeronave. El satélite, si pertenece a una flota espacial estadounidense, está sujeto a las leyes americanas y se lo conceptúa como parte del territorio norteamericano mientras esté en el espacio como si se tratara de una aeronave o de un navío en alta mar.

A esta tecnología se le agregan dos elementos: el encriptamiento y al acceso condicional. El primero es un aparato que hace que la señal no sea visible para cualquiera sino para quien tenga el equipo que produzca el desencriptamiento de la señal para volverla visible y utilizable nuevamente. El acceso condicional es un software o cerradura virtual a distancia que permite abrir o cerrar los aparatos de desencriptamiento según el comprador de los derechos los haya pagado o no. Este hecho comercial debe ocurrir siempre antes de la subida al último salto que llega al comprador local.

Existen determinados eventos, especialmente los deportivos en los que el concesionario del registro televisivo realizan tomas básicas y generales que suben de esa forma al satélite. Puede valer como ejemplo un partido de fútbol entre un club argentino y uno francés realizado en Japón. Para el broadcaster japonés la presencia de esos dos cuadros deportivos no representa un apasionamiento particular, pero si hay intereses regionales en los países de origen de cada uno de los cuadros. El partido se registra con cámaras comunes generales desde atrás de los arcos, tomas aéreas, del público en general y las que se hacen dentro del campo de juego. Sin embargo los franceses verán a su cuadro desde el lado opuesto al que lo verán los argentinos. Esto se debe a que la venta de la publicidad estática, que es un derecho también adquirido por la TV, tiene una enorme importancia. De un lado se encontrará la estática orientada para los europeos y del otro lado del estadio la correspondiente a América Latina o específicamente a la Argentina. Estas señales son subidas a un satélite perteneciente a empresas japonesas. Un grupo de imágenes bajará en la Costa Oeste de USA y será subido a otro satélite que llegue a la costa Este donde bajará y volverá a subir nuevamente para en un salto final llegar a Francia. El grupo de señales para la Argentina recorrerá parcialmente la misma ruta hasta la Costa Oeste y desde allí subirá a otro satélite que tenga cobertura en el Sur del continente.

Los eventos deportivos tienen particularidades en cada país, por lo que el comprador local de derechos suele contratar con el propietario del registro de las imágenes originales, que se realicen tomas con determinadas particularidades, como puede ser el nerviosismo del entrenador del equipo argentino, que para nada interesaría a los europeos o un seguimiento en particular a un jugador considerado polémico, o una revelación, etc. Estas imágenes de valor agregado son parte inescindible del espectáculo y de los derechos originados a partir de este. Son accesorias y no tienen sentido sin el principal. No pueden ser usadas o comercializadas sin el principal, sino que son un valor agregado para su comercialización local. El que obtenga esas imágenes puede ser el mismo que registre las principales o una tercera empresa, que debe contar con la autorización o anuencia del principal registrador. Obviamente las señales de valor agregado deben viajar de Japón a la Costa Oeste de los Estados Unidos en forma separada de la principal, ya que a los franceses eso no les interesa, o eventualmente ellos contratan sus propias imágenes de valor agregado que también forman parte del espectáculo.

En los Estados Unidos no hay directores o productores que puedan determinar cuando insertar una imagen de la cara de angustia del entrenador argentino, porque su concepto de espectáculo deportivo es diferente al gusto argentino. Pese al mayor costo, las imágenes principales y secundarias llegan a la Argentina por dos trasponders distintos, de la misma forma que le llegan a un director de TV, en un camión de exteriores, las imágenes de las distintas cámaras ubicadas en un campo de juego. Es parte del mismo espectáculo y son es un mero accesorio del principal y no puede ser utilizadas por separado. El hecho técnico de la generación de imágenes, títulos, relatos, etc. se poduce en el país de origen y es la adaptación al hecho inevitable de que no hay tiempo para hacerlo posteriormente en forma local dado que el evento se transmite en vivo y en virtual “simultaneidad” con lo que ocurre en el campo de juego. El recurso técnico adherido al espectáculo no puede ni debe ser confundido como un evento nuevo o como un derecho nuevo, puesto que no lo es, sino la mera adaptación comercial en tiempo real a la difusión local.

Algo similar puede ser visto cuando en un campeonato importante, un canal de difusión satelital directa al hogar o un proveedor de cable pone distintas imágenes en distintos canales, pero todas ellas pertenecientes a un mismo partido o evento. El que compra dicho evento (“pay per view” o pagar para ver) paga por el total del evento y no por uno de los grupos de imágenes. Luego las podrá recorrer con el control remoto de su TV, pero el evento y los derechos sobre el mismo son únicos, sea cual fuere la imagen que contemple.

El dirctor de cámaras de TV, al elegir las tomas de las distintas cámara hace tan solo eso: cambia según su buen saber y entender el punto de vista de lo que ocurre. Cuando hay un nuevo canal de imágenes de importancia local, lo único que se hace es agregar un nuevo director a 20,000 kms de distancia que elegirá entre lo que decide el director de cámaras japonés o las imágenes de valor local, pero no es un hecho comercial nuevo, sino técnico. Asimismo el suscriptor de una canal de DTH satelital será él quien elija el punto de vista del evento y no unicamente el director de cámaras.

Jorge A. Ricaldoni

1 comentario:

Terry Loui dijo...

Hola, tu explicación es excelente. Tengo una duda que se vas a resolver. Subir señal a un satélite tiene algun costo?