La Patria Audiovisual
La Argentina para ser un país que merezca ser vivido tiene dos asignaturas pendientes, de las cuales salen múltiples ramas. Una es la educación, que es base necesaria para la salud, la seguridad, el progreso y que al pueblo no lo tomen de corderos patagónicos o que le hagan hacer la marcha de los pingüinos. La otra asignatura es la seguridad jurídica. Que una senadora haga una ley plastilina (sirve nada más que para entretener y hacer boludeces) en lugar de enfrentar los verdaderos problemas de la industria cinematográfica que hoy no son menores; que el presidente Miterrand no venga a la Argentina porque considera que no hay seguridad jurídica (no me preocupa demasiado porque lo de Aguas Argentinas y lo del 50% de Telecom muestra que las grandes empresas francesas están muy atrás de sus pares italianas, españolas y americanas). La seguridad jurídica es que un comisario, un fiscal o un juez no vendan causas y excarcelaciones a un chorro; que no se modifiquen leyes para indultar y perdonar a genocidas; que los juicios sean cortos y justos; que no le planten droga a un perejil para ascender en la cana; que no te inventen un impuesto a los débitos bancarios; que no haya doble y hasta triple imposición en los bienes de uso durables que usa nuestra actividad y beneficios para las multis como Kodak y Fujifilm bajando el IVA al 10,5%, mientras que todo lo que es capital te lo dan por la cabeza y pensás diez veces antes de invertir. Ahora la inseguridad jurídica se mete con los contenidos y el Estado abre un agujero peligroso en el firewall de la libertad de expresión porque se puede agrandar con premios y castigos. Excepto en USA, la India y China, en ningún otro país del mundo se puede hacer cine sin subsidios y apoyo del estado. Si no pongo la banderita no me ayudan. Eso es censura previa y me atrevería a decir que es extorsivo.
La seguridad jurídica es tan importante, que su falta produjo los dos más grandes genocidios de nuestra historia: la Conquista del Desierto donde se despojó a los pueblos originarios de sus tierras y masacraron a 100 hombres mujeres y niños que para el Estado Nacional… ¡no tenían derechos! Años más tarde las mismas fuerzas armadas derrocaron gobiernos, hicieron una revolución fusiladota que terminó en la desaparición de 30 mil argentinos y extranjeros. Es extraño que nadie recuerde que hubo unos cuatro o cinco mil más que fueron detenidos, encarcelados, sin juicio o con parodias de juicios por pensar, ser o existir. Eso es una falta de seguridad jurídica tremenda como que a los alumnos de varias escuelas provinciales les pusieran ausente porque no llevaban la escarapela en el guardapolvo… Estaban, pero les pusieron ausente. Desaparecidos en miniatura. Es la misma semilla como la bellota de un roble que tiene el tamaño de un pulgar pero cuando echa raíces es un gigante.
Seguridad jurídica es saber que no seré juzgado por lo que diga o haga si no se trata de un delito. No mostrar la bandera en la pantalla me convierte en apátrida y desclasado.
Miterrand nos pasó de largo. Si seguimos en estas, la historia va a hacer lo mismo.
Jorge Ricaldoni
martes, junio 20, 2006
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1 comentario:
Llegué por equivocación.
Me gusta su blog.
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